A guisa de observador, del más hermoso y cautivante despertar de un soleado día, sobre la sabana mirandina; donde la claridad, mágicamente desvanece la remarcada línea, que existe entre las noches y los días en calabozo; de esa misma manera, participo y disfruto de la progresiva transformación político social, que experimenta este ardiente terruño.
De lo escaso a lo próspero; de lo mugriento a lo aseado; de lo rural a lo urbano.
Calabozo, siempre será pastoril, pero con esa “virtud”, aún podrá exhibir lo que merece, centros de estudios de media y universitarios; extensos parques; grandes avenidas; plazas exuberantes; vistosas catedrales e iglesias; y su aeropuerto de ley.
¡Su gente!, valor intrínseco de la solariega e imperecedera “calaboceñidad”, será el Alcor que velará porque aún ni el más sofisticado adelanto de la ciencia; ni las artes elevadas a su máxima expresión; ni la moda en su actualidad más soberbia, ni el saber en su estado más puro, transfiguren su honroso gentilicio.
Como si encontráramos a un anciano, en total e insufrible abandono, a toda suerte de penurias, así encontramos a Calabozo hace escasos 3 años, para lo que hubo que tener, sólo “Don de Agradecimiento”.
Don de Agradecimiento, para con la tierra, donde al calor de su sol, tuvimos la gracia de poder secar nuestro retal de sueños y esperanzas.
Don de Agradecimiento, para con la tierra que otrora soportó las huellas que marcaron nuestras díscolas mocedades.
¡Calabozo está bonito!, tanto en la forma, como en su desenvolvimiento como urbe.
El oportuno mantenimiento al “cuerpo de esta ciudad”, que debemos admitir está centenario, y la eficaz atención a sus desgatados “órganos“, ha hecho posible tal trasformación o cambio.
Podar los árboles nuevos, talar a los que han muerto en pie.
Plantar y trasplantar árboles que si frutales, que si ornamentales; que si árboles maderables etc.
Remoción del sedimento en los canales de drenaje; rescate de sus parques y plazas; asfaltado y reasfaltado de avenidas y principales calles.
Concreción de obras, tanto necesarias como importantes.
Mantenimiento del sistema de alumbrado y otros servicios no menos importantes.
Apoyo a todas las “misiones”, buscando con ello, la mayor suma de felicidad posible para los administrados, etc..
¡Calabozo está bonito!, dice su gente, cuando tal decir, es un fiel reflejo de la belleza de la gente que lo dice.
Es tal ese amor que sentimos y tenemos todos por calabozo, que lo vemos, como ese amor, logra hacer que nos veamos ante los que nos visitan…
Descanso al decirlo, me canso sino lo digo, es por ello que me plazco en esta morbosa incontinencia de amorío.
Calabozo, quédate con los que te quieren, que los que te queremos, nos quedamos contigo.
¡Calabozo...te la calas, como nadie se la cala.
Te has calado Calabozo desde hace tiempo esas “calas”.
Y yo creí Calabozo que tu no te la calabas.
¡No te cales Calabozo!...que nadie se cala nada.
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